lunes, 11 de noviembre de 2013

MIRANDO A CUENCA

Síííí, ya sabemos que es una gracia muy obvia pero no podíamos perder la ocasión de ponerlo… Pudimos visitar esta pequeña pero acogedora ciudad, un fin de semana allá por Julio. Creíamos que era un poquito más grande de lo que en realidad es, así que todos los rincones de la ciudad se pueden visitar en un día. No hubo nada que nos llamara especialmente la atención (que  los conquenses no se nos mosqueen, que esto no es especialmente malo) porque hemos de confesar que no nos decepcionó en absoluto. Lo más importante que visitar de la ciudad lo dejamos para el final. Tuvimos una sensación de que lo que veíamos iba “in crescendo”.

Nada más llegar a Cuenca, fuimos al Hotel dónde nos alojamos (algo alejado del Centro Histórico de la Ciudad, pero con todo lujo de comodidades) ya que, decidimos pasar la noche.  Sin tiempo para retomar fuerzas y ya entrando la noche, decidimos perdernos por la ciudad sin rumbo fijo, llegamos hasta el parque por el que pasa el río Huécar y nos dimos un agradable paseo nocturno, las vistas que hay tanto a la Hoz del Júcar como la del Huécar son impresionantes, en la ciudad encuentras infinidad de museos, Iglesias y no menos importante, bares y restaurantes. 

El sábado por la mañana  aprovechamos para visitar el Centro Histórico de Cuenca. Para los que vayáis en coche os recomendamos que no os metáis por el centro, es mejor dejarlo por otra zona, y como no es una ciudad muy grande vais a llegar a los sitios en un momento.

Nosotros aprovechamos para dar un fantástico paseo por el centro de la ciudad que acabó en la Plaza Mayor, dónde nos encontramos con la Catedral de Santa María y San Julián, el Ayuntamiento, y su curiosa entrada, con acceso por una puerta soportelada.

La Catedral es cuanto menos insólita y diferente, con unas vidrieras muy originales y llamativas (también aprovechamos ese mismo día para verla de noche y es impresionante ver la iluminación de éstas). Ya que estamos hablando del ambiente debemos comentaros que comimos y desayunamos genial, sobretodo en la Plaza Mayor, que nos pusieron unas raciones enormes por menos de 8€.

Siguiendo con nuestra ruta,  decidimos pasear por las orillas del Río Huecar hasta llegar al Mirador de Mangana dónde se encuentra la Torre que lleva el mismo nombre, con un excelente mirador donde se puede ver todo el esplendor de Cuenca, pasando por la Plaza de la Merced y el archivo histórico provincial.

Ya por la tarde, decidimos ver las famosísimas Casas Colgadas de Cuenca, con las que en un primer momento nos llevamos un “chasco” ya que las confundimos con el “Rascacielos de Cuenca”, que es un conjunto de edificios construidos en una roca… Os recomendamos que veáis las Casas tanto de día como de noche, es una zona muy bonita para visitar, debido al impresionante puente de San Pablo que cruza hasta llegar al Parador.

Otro lugar que no os debéis perder es el camino que va hacia la ermita de Nuestra Señora de las Angustias y la fuente de Los Suspiros, es encantador. Pasear tranquila y relajadamente por allí es  un lujo, puedes continuar tu excursión por los numerosos senderos y rutas que se crearon para comunicar el santuario con el resto de caminos de Cuenca. Al bajar por las escaleras de la izquierda de la ermita se llega a una preciosa zona natural junto al río Júcar, es el Recreo Peral. En esta ocasión nosotros optamos por seguir el camino que hay pasando la ermita subiendo al barrio del castillo, donde vimos los restos de la muralla de Cuenca y la puerta del castillo (todavía recordamos esas escaleras empinadas en zigzag, que hacen las delicias para los más deportistas... sino que se lo pregunten a Ana…)

A última hora de la tarde y una vez acabado el recorrido, llegamos hasta el barrio de San Pedro, dónde se encuentra una de las ruinas del Castillo (a nuestro parecer, posiblemente la más destacada), subiendo por la Calle del Trabuco pudimos observar desde la parte más alta de las ruinas toda la Ciudad de Cuenca.

Ya de noche, aprovechamos para ir de nuevo al centro y poder ver la Catedral y las Casas Colgadas y así, poder disfrutar del ambiente de la noche conquense.

Al día siguiente, decimos dirigirnos a la Ciudad Encantada, hay que pagar un par de euros (no es caro) pero para ser sinceros, nos decepcionó bastante, lo imaginábamos más suntuoso y grandioso. De camino a  la Ciudad Encantada, paramos al Ventano del Diablo que ofrece unas vistas espectaculares, un acantilado y un descenso del río marcado por su belleza.

 A la vuelta hacia Madrid nos paramos en el pantano de Buendía y estuvimos en la ruta de las caras, que por cierto es gratuito, merece la pena pararse si pasas cerca de allí para contemplarlas.


Haz click para ver la imagen más grande
                                                        

Valoración de la ciudad: 6.75


No hay comentarios:

Publicar un comentario