martes, 27 de enero de 2015

UN PASEO POR LA ALCARRIA

En esta ocasión os hablaremos de un conjunto de pueblos de Castilla La Mancha, más concretamente de la provincia de Guadalajara.

El primer pueblo que visitamos es Hita, pueblo medieval muy pequeño, lo más destacado, sin ninguna duda es, la puerta de Santa María, entrada principal de la muralla mandada construir por el marqués de Santillana en 1441.

Una vez que cruzamos por la puerta, llegamos a la plaza principal del pueblo, muy grande y donde se encuentra el Ayuntamiento, como curiosidad indicaros que anualmente se celebra, en el primer sábado del mes de julio, el Festival Medieval, declarado de interés turístico nacional, regional y provincial, y que es en esta plaza donde se realiza el mercado medieval.

Si continuamos andando por sus calles llegamos hasta las ruinas de la iglesia de San Pedro (derruidas durante la Guerra Civil Española), abiertas al público de forma gratuita. En una de las paredes de la entrada se encuentra una placa colocada en el año 1992 por el Ayuntamiento y la Casa de Guadalajara en Madrid, con motivo del V Centenario del descubrimiento de América, en recuerdo de las personas de Hita que se marcharon tras el descubrimiento, que son : Juan Manuel Bustamante y Medrano, Juan del Campo y Juan Valentín de Gamboa y de Nureña.

Si seguimos avanzando en nuestro camino encontramos, más adelante, la Iglesia de San Juan que destaca por su majestuosa torre. La iglesia se construyó entre los siglos XIII y XIV, de estilo mudéjar, con tres naves y ábside en forma poligonal. La torre es de estilo herreriano, levantada en el siglo XVI. La iglesia puede visitarse antes de los actos religiosos. Normalmente la iglesia está abierta media hora antes de las misas. Los domingos las misas son a las 13:00 horas.

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Ya en el centro urbano de Hita, se puede disfrutar de la Plaza del Arcipreste. Es un espacio amplio y diáfano tan solo entorpecido por una acacia, la fuente pública, con pilón incluido, y la farola. Tiene dos conjuntos de soportales hacia el oeste y hacia el sur, y en la parte del este se encuentra ubicado el reloj de sol, junto debajo de una pequeña muralla con escalones que fue construida como decorado para los Festivales Medievales.

El siguiente lugar al que fuimos fue Torija, es un pueblo antiguo, de historia larga y densa. Su situación privilegiada como cruce de caminos y tránsito natural cómodo hacia Aragón, ha hecho que desde tiempos inmemoriales se presuma la presencia del hombre en su entorno.

Cuando uno va acercándose a Torija puede divisar ya desde la A2 su imponente Castillo, de planta cuadrada y realizado con piedra caliza de la Alcarria. Posee tres cubos cilíndricos y una esbelta torre del Homenaje, donde en tiempos se alojaron los señores del castillo. En su interior hay un patio de armas que tuvo un pozo con agua en el centro. Dejó de ser habitado a finales del siglo XVI y sólo en ocasiones excepcionales fue usada para albergar a reyes y a visitantes ilustres. Durante la guerra de la Independencia, sirvió de refugio de “El Empecinado”, quien acabó volando sus muros para que no pudieran ser utilizados por las Tropas francesas. Cabe reseñar, que esta importante obra también fue diseñada por la Familia Mendoza, que como ya comentamos anteriormente esta altamente ligada a Guadalajara y en particular a un grupo de pueblecitos que conformar una hábitat muy particular.

Anexa al castillo se encuentra la plaza de la Villa de Torija excelente lugar para tomar un descanso, conserva el carácter de las antiguas plazas castellanas de soportales planos, y unos amplio bancos que invitan a sus visitantes contemplar, bajo el amparo de la sombra de los arboles, la grandeza del Castillo.

Tras reponer fuerzas, en nuestro agradable descanso nos dirigimos hacia la Iglesia de Nuesta Señora de la Asunción, construida en el primer tercio del siglo XVI, sobre un templo anterior de origen románico de cuyo estilo quedan algunos vestigios. Su torre es de planta cuadrada con cuatro cuerpos señalados por cornisas, seis huecos para campanas y una terraza balaustrada en la parte superior. El templo es de planta basilical de tres naves con crucero y ábside rectangular. En la cabecera de la nave del Evangelio se encuentra la Sacristía. En la misma nave hay una capilla del siglo XVII.

Torija estuvo totalmente rodeado de una muralla que contaba con tres puertas de acceso a la villa. Con el paso del tiempo los diferentes muros han ido desapareciendo ocultos tras las viviendas. Se mantienen algunos restos para su visitada en las proximidades del castillo. Tal es el caso de la Barbacana convertida en mirador ideal hacia el valle que conduce a la capital y que en tiempos fuera lugar de justas y torneos medievales de gran fama en toda Castilla.

De camino al coche en una de sus calles cerca de la entrada del pueblo podéis observar un pequeño obelisco.

La última parada que hacemos por los pueblos de Guadalajara es, Brihuega, el más grande y más bonito de todos los pueblos que aquí os hemos contado (a nuestro parecer, y sin despreciar en absoluto al resto, que conste).

Lo primero que nos encontramos en Brihuega fue la Puerta de la Cadena, formada por un arco de medio punto donde se encuentra algunas placas conmemorativas a la guerra de Sucesión.

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En Brihuega podemos encontrar varias iglesias, la Iglesia de San Felipe, la Iglesia de San Miguel pero una de las más importantes es la de Santa María de la Peña. Su emplazamiento es uno de los lugares más románticos de toda la Villa, rodeado de frondosos árboles y en un entorno natural y patrimonial inolvidable.

Construida a principios del S. XIII por el Arzobispo D. Rodrigo Ximénez de Rada, es uno de los cinco templos cristianos con los que contó Brihuega. Se trata de una iglesia de tres naves con tres tramos.
Cobijada bajo un porche moderno, se encuentra una preciosa puerta de transición del románico al gótico con cuatro arquivoltas apuntadas y tímpano rebajado con dos arcos apuntados simétricos con tres óculos, siendo el central un pequeño rosetón circular.

Anexo a la Iglesia de Santa María de la Peña se encuentra el castillo De La Peña Bermeja, al que se puede acceder de forma gratuita y en horario de lunes a sábados de 10.00h a 18.00h y domingos de 10.00h a 14.00h. Sobre el primitivo fortín de los árabes, se añadieron estancias en el siglo XII, de estilo románico, y posteriormente en el XIII le construyeron la capilla de tono gótico de transición, es un pequeño castillo bien conservado que se encuentra en la Plaza Virgen, este lugar posiblemente sin lugar a dudas, es el de mayor encanto de Brihuega, con sus árboles, bancos, el castillo y la iglesia lo hacen un lugar tranquilo para pasear, desde allí hay un mirador para poder contemplar los campo alcarreños.

Si cogéis una de las salidas de la Plaza Virgen, os encontraréis con la Plaza de Toros, construida en 1965, y conocida con el nombre de “la Muralla”, puesto que se construye al lado de la misma. También es por ello que el material que se empleó en su construcción se pareciera a dicha muralla, de modo que no rompiera estéticamente con el conjunto en el que está enmarcada. Es la plaza más grande de la provincia de Guadalajara, cuenta con cerca de 8.000 localidades. Como dato curioso hay que destacar que esta plaza fue construida en tan solo 200 días y fue inaugurada el 12 de junio de 1965. En su inauguración estuvieron presentes los diestros: Paco Camino, Andrés Hernando y El Cordobés. No cabe duda, de que Brihuega cuenta con una importante tradición taurina y cuenta con los segundos encierros más antiguos de España, que datan de 1584.

Cerca de la plaza de toros se encuentra el Arco de Cozagón que conectaba con el camino que se dirigía a Toledo. En ella dejaron los canteros sus señales, siendo repetidas la cruz, el aspa (o cruz de San Andrés), la escuadra y las paralelas inclinadas, sin que se haya podido encontrar ni una sola señal con la media luna, signo inequívoco de haber sido construida por los cristianos y de no haber intervenido en ella mudéjares, que sí parece que actuaron en la muralla del castillo (en la puerta del juego de pelota (hoy plaza de Manu Leguineche) se aprecia la media luna).

Por último destacar la muralla del pueblo, se conservan bastantes metros de ésta, donde mejor podréis contemplar la muralla es en la calle Torija. La muralla, finalizada en el S. XII hoy quedan importantes vestigios en todo el perímetro del pueblo, conservándose varias de las puertas de acceso al recinto amurallado (La Puerta de la Cadena, El Arco de Cozagón, Puerta del Juego de Pelota).

Otras iglesias destacadas son la de San Miguel, el estilo que inspiró este templo estaba netamente en conexión con el más puro mudéjar toledano, al que recuerdan especialmente los ábsides, incorporando además variados elementos del gótico que se empezaba a conocer en España; y la de San Felipe. Construida en el S. XIII es una de las construcciones más bellas de la villa, tiene un estilo románico de transición al gótico.

El templo posee tres naves con bóvedas de crucería. La nave central remata en largo presbiterio recto con bóveda de cañón apuntado sobre arcos fajones y ábside semicircular con bóveda de cuarto de esfera. Por tanto es la cabecera lo que mejor conserva los rasgos románicos.

La plaza del Coso es la más importante del pueblo donde podréis encontrar el ayuntamiento y sus destacadas fuentes. Es conocida con este nombre desde el siglo XVI. 

Y como no íbamos a terminar la entrada con nuestro habitual consejo: ¡PERDEROS! Lo diremos una y un millón de veces, saboread la tierra, el agua, el viento, todo aquello que os evoque al pasado, a la tradición, a la historia, absorberlo todo de los pueblecitos y estaréis viviendo y disfrutando de un viaje que, aunque a simple vista parezca pequeño, os hará sentir libres y llenos de vitalidad.

Valoración de los pueblos: 5,225

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