Un 7 de enero
decidimos pasar el día en Segovia, una ciudad “relativamente” pequeña y tranquila
que se puede visitar en una agradable jornada.
Fuimos en coche
y lo dejamos en la periferia, puesto que, todo el centro es zona azul.
Comenzamos
nuestra visita en el monumento más característico, el Acueducto, una obra de
ingeniería civil romana magnífica, que para aquel, que solo lo haya visto en
fotos o en vídeos seguro que se llevará una grata sensación.
Justo en la
plaza anexa a este se encuentra la oficina de turismo. Consideramos que la
mejor opción para empezar la visita es en este punto de partida, puesto que
tiene una ruta circular para poder ver todos los sitios característicos de la
ciudad.
Dentro del
recorrido debéis visitar varias iglesias, la iglesia de San Martín es una de
las más bonitas de la ciudad y no os podéis ir de allí sin verla, otras
iglesias de gran interés son la de San Andrés y la de San Esteban, declarada
Monumento Nacional.
La Catedral de
Segovia, conocida como la “Dama de las Catedrales” es un lugar que te transmite
armonía y gran belleza. Impresiona ver
sus agujas que apuntan a la infinidad de callejuelas que rodean esta maravilla
arquitectónica y hacen que su fachada sea cuanto menos vistosa y singular.
Nadie podrá
marcharse de Segovia sin ver el último pero no menos importante de los
monumentos típicos y característicos, el Alcázar, situado en las
afueras del casco antiguo, con grandes dimensiones que hacen que
te adentres en un “cuento de hadas” nada más vislumbrarlo en lo alto del cerro
donde se encuentra ubicado. Merece la pena visitar su interior, en la
actualidad se encuentra el Museo de Armas y el Archivo Militar, también se
puede subir a la Torre del Homenaje del Alcázar, dónde se puede contemplar una
vista espectacular de la Catedral y la ciudad, es una pena que hayan puesto una pequeña valla en el mirador de la Torre, puesto que anteriormente te podías asomar al borde y daba mucha impresión mirar desde arriba hacia el foso.
Debajo del
mirador del Valle de los Clamores, ubicado al lado del Alcázar hay un pequeño
sendero dónde poder pasear rodeando la muralla, construida en el siglo XII que
cuenta con una longitud de casi 3 km. y fue declarada Monumento
Histórico-Artístico en el año 1941. Tras esta agradable caminata llegaréis a la
Iglesia de la Compañía de Jesús y su maravilloso arco.
De cómo se come
por allí no podemos hablar, en esta ocasión no quisimos pararnos a comer el tan
famosísimo “Cochinillo”, así que descansamos lo justo y necesario para reponer
fuerzas durante el almuerzo a los pies del Alcázar.
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Valoración de
la ciudad: 6,9
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