jueves, 23 de enero de 2014

SIGÜENZA, CIUDAD DORMIDA EN UN SUEÑO DE PIEDRA, COMO SU DONCEL...


Siiiii, ya lo sabemos. Y por el título de nuestra entrada, dormida como nosotros este tiempo.  No tenemos perdón, pero hemos de confesar que estas navidades han sido algo raras y bastante ajetreadas y hemos abandonado un poco el blog. Hoy os traemos una pequeña ciudad con encanto de la provincia de Guadalajara, Sigüenza.

Esta vez nos acompañaron a descubrir los parajes del lugar, dos buenos amigos, Raquel y Juan.


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A primera hora y nada más llegar, decidimos hacer una ruta de senderismo a pocos kilómetros de Sigüenza, adentrándonos en la Hoz de Pelegrina y  el barranco del río Dulce. Es un paisaje muy agradable, con espacios naturales muy diversos donde se pueden observar buitres, e incluso quizás, os podáis cruzar con algún lobo, nosotros solo los oímos aullar, algo que para alguien que no está acostumbrado a la vida “campestre” puede resultarle abrumador.


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Disfrutar de la comida a orillas del río Dulce es una pasada por la tranquilidad que da escuchar como corre el agua. Allí nos adentramos nosotros cuatro, con nuestros bocadillos, nuestros refrescos y aferrados a unas rocas para no caernos al río, fue bastante divertido y placentero. Perderse entre las aguas mansas y la verde frondosidad que te rodea, es una verdadera gozada.

Pasada ya la mañana, decidimos ir al mirador de Félix Rodríguez de la Fuente, también conocido como “De Pelegrina”, con él se quería recordar la memoria del Sr. Rodríguez de la Fuente, naturalista y difusor de la naturaleza, de origen burgalés (en otra entrada del blog os enseñaremos fotografías  y el entorno que le rodeo en su más tierna infancia) a través de los tan conocidos documentales “Fauna Ibérica”, “El Hombre y la Tierra”, etc.

Fue en ese lugar, dónde se grabó la imagen del águila llevando una cabra, que todos tenemos inmortalizada en nuestra memoria al recordar a tan célebre personaje, o la infinidad de imágenes de lobos ibéricos que nos dejó para la posteridad.

Sin duda alguna, el mirador es un gran ventanal a la naturaleza, dónde hay unas vistas privilegiadas del paisaje, incluso el efecto del eco, nítido y claro, nos adentra a un lugar con variada y grandiosa riqueza natural. Cualquier persona que vaya a Sigüenza no puede perder la oportunidad de acercarse por estos senderos.

Por la tarde decidimos visitar Sigüenza. Tenemos que reconocer que esperábamos un mayor encanto, es verdad que tiene monumentos muy vistosos, pero íbamos con mayores expectativas.


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Una bella ciudad medieval que parece dormida en un sueño secular de piedra, como el propio Doncel, como diría la escritora, Elvira Daudet, y no podemos estar más de acuerdo con ella.

La ciudad se asienta en el alto valle del Henares, conocido como el valle de Sigüenza, lugar estratégico sobre la calzada romana del Henares y posicionamiento defensivo y militar en el medievo que hizo que la misma confirmara su supremacía sobre el resto de lugares del valle.

Lo más destacado de Sigüenza es sin duda la catedral, construida en el siglo XII, es un punto de referencia sublime de la localidad. Se trata de una de las catedrales más originales y vistosas de España, también conocida por “El Doncel de Sigüenza” puesto que, en su interior se encuentra el sepulcro de D. Martín Vázquez de Arce, Caballero de Santiago que falleció en la Guerra de Granada.

Otro monumento a destacar es sin duda el que fuese el castillo de los Obispos de Sigüenza, un palacio-fortaleza, que actualmente es Parador. Es una pena que la explanada anexa al castillo se utilice de parking porque en el caso de que haya muchos coches afea un poco la imagen señorial del castillo.

Al ser una ciudad pequeña podéis recorrer su casco histórico de forma rápida y deteneros en los diferentes rincones de ésta, como la plaza Mayor, la Alameda o la plazuela de la cárcel entre otros. Os recomendamos que os hagáis con un pequeño plano para recorrer todos los rincones sin perder detalle alguno.

Antes de marcharnos decidimos tomar un refresco en uno de los bares más céntricos y como aquí comentamos nuestra experiencia (que no tiene porque ser del agrado de nadie) debemos decir que no nos gustó mucho, poca amabilidad y algo caro, por un refresco sin ni siquiera unas tristes patatillas nos cobraron 2€ a cada uno...

Aún así, hay que reconocer que el encanto evocador de la historia vivida en los rincones de Sigüenza, desde Roma hasta la Guerra Civil, pasando por la Reconquista, le convierte en un enclave idílico dónde pasar un agradable día.

Valoración de la ciudad: 5,25  

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