lunes, 31 de marzo de 2014

CARDONA, LA VILLA QUE CONTIENE EL TESORO DE LA SAL

Os traemos una nueva entrada bastante “sentimental para Ana”.

Cardona, villa ducal de la provincia de Barcelona, situada en la "Cataluña profunda", en esta ocasión nos alojamos en casa de unos amigos, Juan Antonio y Lourdes a los que aprovechando la coyuntura les mandamos un fuerte abrazo, estuvimos genial y os puedo asegurar que en Cataluña se come fenomenal, me sorprendió gratamente, fuimos a ver a familiares y amigos y nos “pusimos las botas” de la comida típica catalana, ese” pa amb tomàquet” y esas “monchetas con butifarra” de Lourdes... ¡¡¡todo estaba buenísimo!!!!

Cardona es una villa pequeña, pero tiene muchas cosas que destacar… en este caso vamos a ser sinceros y Ana no puede ser imparcial con ella, este paraje vio nacer a su madre y a sus tíos, y allí, durante los primeros años de vida fueron inmensamente felices recorriendo sus callejuelas empinadas y estrechas, viendo el imponente Castillo y su majestuosa montaña de Sal.

El castillo que está en perfecto estado y que podéis visitar gratuitamente, actualmente es Parador Nacional;  fue construido en el año 886 por Wilfredo el Velloso; y es de estilo románico y gótico, incluye la denominada Sala Dorada y la Sala dels Entresols. Cuando fuimos se rumoreaba que lo querían cerrar, esperemos que no sea así nunca y que la gente que vaya por allí lo pueda disfrutar como lo hicimos nosotros. Las vistas de la zona desde  la Torre la Minyona son espectaculares, es sin duda su joya, fue construida en el  siglo XI, de 15 metros de altura y más de 10 metros de diámetro. Desde allí podéis divisar las Minas de  Sal, las montañas del Bajo Pirineo, el puente del Diablo, todo el valle del Cardener, el Pont Vell, incluso si hace un buen día se puede ver ¡¡el macizo de Montserrat!!.

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Anexa al Castillo se encuentra la Colegiata de San Vicente, no dudéis en entrar porque os sorprenderá gratamente. De obra románica, el espacio interior está dividido en tres naves: una nave central de mayor tamaño y dos naves laterales más pequeñas. Todo el cuerpo del presbiterio  y del ábside central queda elevado, ya que en su espacio inferior se encuentra una cripta que alberga una pequeña capilla. Sin duda, llama mucho la atención sobre todo por el Jesús crucificado que hay en su interior.

La Iglesia de San Miguel, situada en el núcleo más antiguo de Cardona, de estilo gótico. En su interior podréis observar una pila bautismal del siglo XV, cabe destacar la cripta, donde se guardan las reliquias de los Santos Mártires: dos retablos góticos, uno dedicado a Las once mil vírgenes y el otro a Santa Ana. Otro centro de gran interés es la imagen de la Virgen del Patrocinio, una bella estatua gótica en alabastro policromado del s. XIV. Uno no puede marcharse de Cardona sin ver esta joya.

El museo de la sal de Josep Arnau, que se encuentra en la plaza Santa Eulalia junto a la calle “La Fira” cercana al castillo, la calle dónde vivió Bea, la madre de Ana, sus primeros años de vida.  En el os explicarán la historia del pueblo y sus vínculos con las minas de la sal, el museo lo lleva una familia muy vinculada con Cardona, el fundador Josep Arnau, fue un artesano local que creaba piezas con sal. Su hija Ramona Arnau, hará de guía de la misma, es muy probable que os hable en catalán, pero si le decís que os lo explique en castellano, no habrá ningún problema,  como así hicimos nosotros.
Y por supuesto lo que tenéis que hacer es perderos por las calles de Cardona, algunos rincones son muy bellos.

Durante el mes de Mayo, son las fiestas de “Las Calles”, cada barrio tiene un gigante que recorre sus calles hasta llegar a la Fira, dónde se encuentra con el resto de gigantes a los que hacen bailar festejando éstas; el día del Corpus adornan todas las calles con alfombras de flores, sus calles de estilo medieval se engalanan y vuelven a traer el esplendor de aquella villa ducal dónde vivieron,  durante el siglo XV, los duques de Cardona, una de las familias más importantes de la Corona de Aragón “los reyes sin corona”, emparentados con la Casa Real.

Por último, las minas de sal; al ir en Navidad no pudimos visitarlas por dentro, pero si estáis allí y tenéis la suerte de poder verlas no lo dudéis ni un segundo. Juan Antonio trabajó en ellas durante muchos años, hasta que éstas se cerraron en 1990, antes que él, Inocente, abuelo de Ana, trabajó en éstas. Llegó a Cardona en el año 1948, su intención era marcharse a Francia, en busca de una vida mejor como muchos otros en aquella época, la casualidad hizo que allí conociera a Ana, abuela materna de “nuestra Ana”, una joven “cardonesa” con ascendencia almeriense, allí se casaron y tuvieron a sus tres hijos.

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Desde pequeñita a Ana, su madre siempre le contaba las vivencias de su infancia en aquel lugar con toques mágicos y medievales, se crió escuchando las historias de las minas de Sal, de la lucha de un alcalaíno del Real Madrid al que los más barcelonistas de Cardona querían ( y odiaban cuando su equipo ganaba…en la misma cuantía), del hambre, de un castillo con fantasma incluido. Allí, se encuentra parte de su familia, que aún no siendo consanguíneamente  la siente así, sus tíos, sus primos…

Nadie,  debería ir por allí y no visitar Cardona, villa declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico en el año 1992. Tierra de acogida que supo transmitir el amor por esas montañas del Prepirineo Catalán.


Valoración del pueblo: 7

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