Uffff no os olvidéis de nosotros… por favor!!!! Ya
sabemos que llevamos mucho tiempo desaparecidos, pero nuestra ausencia está más
que justificada, así que sin más demora os pediremos disculpas y nos pondremos
a trabajar duro. Y sin más preámbulos y antes de que nos pille el toro, os
vamos a hablar de la capital de la Comunidad
Foral de Navarra, Pamplona.
Si vais en coche es nuestra obligación deciros que
gran parte del centro de Pamplona está llena de aparcamientos de pago, tendréis
que alejaros bastante del centro para encontrarlos de forma gratuita. Aparcar
en Pamplona cerca del centro no es barato.
Todo lo que tenéis que ver de la ciudad está cerca y
en un día tranquilamente se pueden ver todos los puntos de interés de la
ciudad.
Es una ciudad con un rico patrimonio histórico y
monumental, que hacen de ella, junto a diversas celebraciones que tienen lugar
a lo largo del año, una ciudad receptora de turismo nacional e internacional,
en la que sin lugar a dudas, destacan los Sanfermines. Los festejos comienzan
con el lanzamiento del Chupinazo desde el balcón
del Ayuntamiento a las doce del mediodía del día 6 de julio, y terminan a las
doce de la noche del 14 de julio con miles de personas entonando el “Pobre de mí”.
Dentro de poco menos de 12 horas, la Plaza del
Ayuntamiento de Pamplona será un hervidero lleno de miles de personas venidas
de todo el mundo para asistir al Chupinazo que dará inicio a las Fiestas de San
Fermín 2015, pero no solo queremos centrarnos en estás concurridas fiestas, hoy
queremos que conozcáis un lugar bello, lleno de historia, arte y cultura.
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Lo más característico y conocido por todo el mundo de
Pamplona es el recorrido del encierro que vas desde la Cuesta de Santo Domingo
hasta la Plaza de Toros, iniciando su recorrido por la Cuesta de Santo Domingo,
Plaza del Ayuntamiento, Calle Mercaderes, Calle Estafeta y desemboca en la zona
de telefónica para concluir en la Plaza de Toros
Para los amantes de los encierros o los toros,
es un gustazo hacer el recorrido paseando tranquilamente, además os
encontraréis con varios puntos interesantes de la ciudad.
No deja de impresionar ver la empinada Cuesta de Santo
Domingo, nada más cruzar el puente de Curtidores, una vez pasados los
corralillos donde los toros esperan su turno durante las fiestas de San Fermín,
una empinada cuesta asciende hasta el centro de Pamplona por lo que
originalmente era uno de los principales barrancos de desagüe de la ciudad. En
ella se encuentra una imagen de San Fermín incrustada en la piedra, se trata del punto donde los mozos cantan al copatrono de
Pamplona cinco minutos antes de que dé comienzo el encierro en las mañanas de
las fiestas en honor al santo, en esa misma calle podréis encontrar la antigua
iglesia de Santo Domingo que da nombre a la misma.
Junto a la cuesta de Santo Domingo, se halla el Paseo
de Ronda o del Redín, que va desde las almenas de las murallas y desde el cual se
puede disfrutar de unas preciosas vistas de la ciudad. Recibe este
nombre porque era el recorrido natural que hacían diariamente los soldados,
para proteger la ciudad. Y en la parte de arriba de la Cuesta de Santo Domingo que encuentra el museo de Navarra cuya fachada el digna de fotografiar.
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Si seguís el recorrido llegaréis a la plaza del Ayuntamiento,
se encuentra en lo que durante la Edad
Media era tierra de nadie, al encontrarse entre los tres burgos de la antigua
ciudad de Pamplona: Navarrería, San Nicolás y San Cernin. Tras la unificación
de los tres burgos bajo el reinado de Carlos III el Noble, la ciudad decidió
levantar en ese punto la Casa de la Ciudad, o lo que hoy conocemos por
Ayuntamiento. Desde 1953 la Corporación Municipal ocupa las modernas
dependencias, escondidas tras una fachada centenaria cuya puerta se encuentra
escoltada por dos esculturas que representan la Justicia y la Prudencia.
Una tercera figura vigila desde lo más alto de la
fachada todo lo que acontece en la plaza. Se trata de la Fama, que toca una
trompeta y está rodeada por dos Hércules y dos escudos con leones. En la parte
más baja, junto a la puerta, dos pequeñas placas de mármol, colocadas en 1884,
indican la altitud a la que se encuentra la capital. Una vez cruzado el umbral,
una frase en latín colocada en el dintel de la puerta interior recuerda el
ancestral origen de la Casa de la Ciudad y reza: “La puerta está abierta para
todos. Pero mucho más el corazón”.
Si seguimos admirando tan distinguida ciudad podremos
ver la Catedral de Santa
María, situada en La Navarrería, que es el punto más alto y más
antiguo de la ciudad. De estilo gótico la catedral destaca por su valor
artístico, ya que está considerado como el conjunto monumental gótico más
importante de Navarra, y en la que destacan en la torre norte tres campanas del siglo XVI. En medio de la nave central
está el mausoleo de los reyes de
Navarra, Carlos III y su esposa Leonor.
Un lugar emblemático para todo aquel visitante y sin
duda alguna, los peregrinos que pasen por Pamplona hacia Santiago de Compostela
deberán pasar por el Portal de Francia.
Esta puerta es la que mejor se conserva de las seis que tenía el antiguo recinto amurallado de la ciudad. Fue construida en 1553 por el virrey, duque de Alburquerque y aún permanecen intactos su puente levadizo y sus cadenas. Conserva un escudo renacentista tallado con el águila bicéfala y las armas imperiales. Una placa recuerda la huida de Zumalacárregui de Pamplona en 1833 para ponerse al frente de las tropas carlistas.
Este punto es clave para el peregrino en su camino hacia Santiago, ya que indica la entrada en la primera ciudad del Camino tras el puente de la Magdalena. Los peregrinos ascienden por el camino a los pies de las murallas, entre hiedras y musgo, y acceden por esta puerta a la antigua ciudad de la Navarrería.
Siguiendo el recorrido nos encontramos con las calles
Mercaderes y Estafeta. La calle
Estafeta, que debe su nombre a que en ella se instaló la primera estafeta de
correos de Navarra en el siglo XVIII, es, sin duda, la vía de la capital
navarra más famosa y televisada a nivel internacional. Con una ligera
pendiente, parte del cruce con la calle Mercaderes y discurre sobre un
pavimento adoquinado por el que numerosos pamploneses transitan diariamente, en ella pudimos tomar un delicioso desayuno de
chocolate con churros en “El Churrero de Lerin”, no olvidéis pasaros por allí,
no os decepcionará para nada, el local es pequeño, con una decoración tradicional, y
con el aroma añejo pamplonés que se respira es este rincón de la ciudad.
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Justo en la calle paralela a Estafeta se encuentra la
Plaza del Castillo. La plaza es fruto
de construcciones de distintas épocas, por lo que puede apreciarse la gran
variedad de estilos que tienen los edificios que la circundan, una función
clave de la plaza del Castillo ha sido su papel de coso taurino ya que
prácticamente todas las corridas se han desarrollado en ella desde 1385 hasta que en 1844 se construyó la plaza estable.
Cerca de este lugar nos encontramos con la Plaza del
conde de Rodezmo, uno de los sitios más mágicos de Pamplona. Sales de la plaza
del Castillo, recorres la avenida peatonal Carlos III y acabas en esta preciosa
plaza con su fuente y su jardín central y su iglesia en el fondo, todo ello
dentro del 2ª ensanche pamplones con edificios de principios del siglo XX.
Si seguimos el recorrido por Estafeta llegaremos hasta
la Plaza de toros, proyectada en 1920 en el Segundo Ensanche de Pamplona para festejar las
corridas de toros y que cuenta con un
aforo de unos 19.720 espectadores. Desde su construcción es propiedad de la
Casa de Misericordia de Pamplona.
Justo enfrente de la Plaza de Toros, nos encontramos
con el monumento al Encierro, en el que el escultor Rafael Huerta supo plasmar en
un conjunto de estatuas refleja un momento representativo en los encierros de
los San Fermines, con corredores en el suelo, toros pasando por encima de ellos,
y otros avanzando rápidamente.
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Paseando nos encontramos con la Ciudadela, ésta se
encuentra en el corazón de Pamplona. Linda con la estación de autobuses, la
avenida del ejército y la vuelta del castillo. Junto a la ciudadela se
encuentra lo que en pamplona llaman la “vuelta del castillo”. Se trata de un
enorme jardín de algo más de 275.000 metros cuadrados. Es una buena idea dar un
paseo por este jardín, si se tiene tiempo, rodea prácticamente la totalidad de
la ciudadela. Se construyó en el año 1571 durante el reinado de Felipe
II, durante los tiempos de la anexión del reino de Navarra a la corona de
España de manera que esta fortaleza se construyo pensando en la defensa de la
ciudad de los posibles ataques de Francia y al mismo tiempo para sofocar las
posibles revueltas de los propios Navarros frente a sus nuevos gobernantes.
Hoy en día, en los edificios
que se mantienen en su interior se pueden ver multitud de exposiciones muy
concurridas por la población de Pamplona.
De los edificios militares originales, aún se puede ver el polvorín de 1694, el almacén de mixtos de 1720 o la sala de armas de 1725.
Justo a la entrada a la Ciudadela desde el parque de
la Vuelta del Castillo, atravesando un puente sobre los fosos, que en su día
fue levadizo, nos encontramos la Puerta del Socorro, no es la entrada
principal, pues da a las afueras de lo que era Pamplona antiguamente.
Paseando pudimos disfrutar del parque de Yamaguchi. Es
un pintoresco parque del nuevo barrio de san Juan de Pamplona. Se denomina así
en honor al hermanamiento de la ciudad con la ciudad japonesa que ostenta el
mismo nombre. Es de estilo japonés y, cuenta con un gran césped con esculturas,
árboles recién plantados, juegos para niños, un lago central, y el planetario,
además de una zona con mesitas de picnic dónde poder disfrutar de una agradable
tarde de charlas y juegos en un ambiente único y exquisito.
El parque de La Taconera es el más antiguo, hermoso y
emblemático de los parques de Pamplona. Esta a menos de 10 minutos a pie de la
plaza del Castillo y tiene una superficie de 90.000 m cuadrados. Se puede
llegar en coche y buscar aparcamiento por las zonas limítrofes, es gratuito y
no tiene horario de cierre. Sin duda alguna, lo que más atrae a los visitantes,
es el pequeño zoo que se encuentra en los fosos, con ciervos, cabras, patos,
pavos reales, gallos, etc, que conviven en semilibertad. En dicho parque también se encuentra el portal de la Taconera, Si visitas Pamplona,
este es un rincón que no te puedes perder.
Una vez vimos, el Parque de la Taconera nos dirigimos hacia
la iglesia de San Lorenzo, es de las más visitas ya que dentro de la iglesia
cabe destacar la capilla de San Fermín, de extraordinaria belleza, con la
imagen de San Fermín en el altar, talla de medio cuerpo de madera, de semblante
oscuro tal vez debido anteriormente al humo de las velas, y que los pamplonicas
le llamen “morenico”, muy venerado por ellos y que su imagen sale en Procesión
todos los años el 7 de Julio para recorrer sus calles llenas de gente.
Una vez visitamos las zonas más “turísticas” de Pamplona
decidimos perdernos y pudimos disfrutar de la arquitectura del lugar, uno de
esos rincones que nos encantaron se encontraba junto a la Iglesia de San Fermín
de Aldapa, fue construida en el lugar donde, según la tradición, estuvo la casa
natal del San Fermín, su forma actual data de 1701, siendo su fachada de
finales del siglo XIX.
Debemos mencionar de forma especial su festividad San Fermín
Txikito, a finales de septiembre, donde se conmemora la fecha en la que se
produjo el martirio de San Fermín. También nos deleitamos con la Iglesia
de San Cernín, como se la conoce, es de las más bonitas, si su exterior lo es
su interior aun es mejor.
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En la torre se puede ver una veleta en forma de gallo,
habitualmente se le conoce como “gallico de San Cernin” y el reloj que anuncia
en los sanfermines el disparo del cohete con el que arranca el encierro.
El Parque Media Luna, es uno de los más bellos
rincones de Pamplona, aislado, tranquilo, sombreado. Este es también el lugar
donde se puede obtener una hermosa vista de todos los jardines que rodean la
ciudad. Es un rincón especial en el que encontrar un remanso de paz dentro de
la ciudad, y a tan sólo dos minutos a pie desde cualquier sitio.
La Iglesia de San Saturnino, es una robusta
construcción gótica construida entre los siglos XIII y XV, era el centro del
antiguo pueblo del mismo nombre. En el pasado tenía una función no sólo
religiosa, sino también militar y defensiva. Frente al atrio se encuentra un
hoyo pequeño donde la tradición dice que el obispo Saturnino, patrón de
Pamplona, bautizó a los primeros cristianos de la ciudad. Cabe
destacar algunas iglesias, que destacan no solo por su majestuosidad sino por
su larga e intensa historia, La Iglesia de San Nicolás que podíamos decir que es una iglesia-fortaleza, su misión era la defensa del burgo de San Nicolas, es una de las más bellas y características de la ciudad debido a su torre de vigilancia, sus tres portales y sus porches exteriores, la Iglesia de San
Francisco Javier, la Iglesia de la Milagrosa, la Iglesia de San Agustín y un
sinfín de lugares de cultos verdaderamente hermosos.
No podemos despedirnos sin mencionar algunos de los
lugares y monumentos más representativos de la ciudad como el Puente de la
Magdalena, por el que los peregrinos, realizando el Camino de Santiago, cruzan
el río Arga, a las puertas de Pamplona. Presenta el mismo estilo que el
de Puente la Reina y por eso su base nos indica que en su origen pudo ser
románico. En 1939 fue declarado monumento histórico-artístico y
reconstruido en 1963; El portal nuevo, construido en 1950; el Monumento a los
Fueros, una estatua de 25 metros, construida a principios del siglo XX, situada
frente al Palacio de la Diputación de Navarra, en el paseo de Sarasate, y que
simboliza la libertad navarra, dada a través de los Fueros.
Formada por tres cuerpos, el cuerpo inferior consta de cinco caras que simbolizan las merindades de Navarra. Debajo hay cinco placas de bronce con distintas inscripciones que aluden a la defensa de los Fueros. En el cuerpo central destacan cinco grandes esculturas que simbolizan el trabajo, la paz, la justicia, la autonomía y la historia.
Pasear por las diferentes calles de la ciudad pamplonica es un verdadero gustazo, incluso todos o la mayoría sabemos la ideología política que nos podemos encontrar por la ciudad, con banderas a favor del acercamiento de presos de eta a Euskadi, es la idiosincrasia de la ciudad, nos guste o no nos guste.
Nosotros nos llevamos un pequeño mal sabor de boca. Paseando por la calles de Pamplona más concretamente por una calle paralela a Estafeta se encontraba un grupo de jóvenes, en modo de fiesta con una gran mesa en la calle con comida y bebida un festejo de los más normal y de lo más sano a priori, hasta que nos percatamos de las pancartas que exhibían, en contra de España y los españoles, eran un pequeño grupo de batasunos... una pena pero como decía un gran escritor vasco, Miguel de Unamuno: "El nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando".
Una vez concluida nuestra visita, estamos seguros de que volveremos para disfrutar de los San Fermines en todo su esplendor.
Valoración: 7,3
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